lunes, 12 de diciembre de 2011

Ty

                                                                                                                                  



Hace mucho tiempo que dejé de ser quien soy, pero
aún sigo siendo yo.
Tenía miedo de pisar las amarillentas hojas que rodeaban
mi camino, pero alguien dijo que ese tipo de cosas no
importaban.Estaban muertas, y no volverían a sentir.
Me sentía insegura, vulnerable ante la vida, pero ellos
se han encargado de protegerme y de hacerme sentir mejor
día tras día, acorde tras acorde.
No recuerdo que fue anteriormente de mí antes de conocerles,
pero tampoco tengo necesidad de acordarme.
Y al despedirme, los retengo con fuerza en un abrazo eterno,
hasta el sábado siguiente.

Uno de ellos me levanta del suelo siempre y comienza a dar
vueltas, mostrándome todo a mi alrededor.
Otro siempre me discute, se mete conmigo hasta que me hace
sentir culpable y me abraza finalmente entre risas.
Él se muestra siempre de piedra, pero sé que no es verdad, porque
sus abrazos son dulces.
El barbas es un sir por excelencia, pero me queda el consuelo de que
aún no me ha rechazado ningún abrazo.
De la rata mordoriana no hay mucho que decir, la verdad.Tan sólo
que la quiero a rabiar, aunque sea corta de memoria.
Aunque ojos de sapo y mirada café no estuvieron a mi lado esa noche,
no me olvidé de ellas en ningún momento.
La pecosa siempre me besa con su dulce mirada, y la azabache me 
reconforta con su suave bálsamo.

Aquella escena se quedó grabada en mi retina para siempre.
Todos ellos bailando y riendo a mi alrededor, los sesenta floreciendo
en cuestión de segundos, y en el centro mis Dioses.
No eran de Liverpool, no cantaban, ni siquieran tocaban.Pero lo
intentaban.Por mí.Para verme sonreír.
Creí que estas palabras no saldrían nunca de mis labios, pero si
me dieran a elegir, volvería a nacer en esta época, tan sólo para
volver a abrazarlos, y sentir de nuevo esa cálida sensación.






lunes, 28 de noviembre de 2011

Memorias Alhendinenses 10

Capítulo 10: Cambio











Un sudor frío recorría el rostro de Jersi, que en sueños
se mostraba inquieta.
Su cara se contraía en extrañas muecas.
-Se nos va...-susurró George, mientras depositaba
en la frente de la joven un paño húmedo para calmar
la fiebre.
Gásquez se echó las manos a la cabeza
-¡Si nos quedamos aquí morirá!-exclamó.
George suspiró largamente.
-Este es el único lugar seguro que hay por estos lares...-
-¡Pero...!-comenzó a sollozar el muchacho.
-Si salimos al exterior ten por seguro que moriremos todos-
replicó el Nigromante.
Gásquez enmudeció, y sin decir una sóla palabra, se sentó
sobre la polvorienta cama donde yacía la joven.
Alguien entró de improvisto en aquella destartalada casa, haciendo crujir
las vigas de madera.
La puerta de la pequeña habitación se abrió de un portazo.
-¡¿Cómo está?!-preguntó Ratataco, boqueando, mientras penetraba
en la semioscura estancia y le entregaba al brujo unas extrañas hierbas.
-Esto es todo lo que he podido encontrar en el bosque...-le informó, un
tanto cabizbajo.
George examinó aquello con detenimiento.
-Servirán para retrasar el avance del veneno...-murmuró, mientras
revisaba por enésima vez la herida que Jersi tenía en el brazo, obra
del feroz licántropo que los había atacado hacía escasas horas.
La piel que rodeaba la magulladora comenzaba a infectarse
rápidamente y la palidez de la muchacha iba en aumento.
-¿Qué opción nos queda?-preguntó Ratataco, observando la
escena con pesadumbre.
George sopesó durante un par de minutos la calavera de su colgante,
divagando sobre las posibilidades que tenían.
-Mi magia de nada sirve para curarla por completo...-dijo, al fin-
Esto escapa a mi conocimiento.
Gásquez y Ratataco se miraron ambos, un tanto decepcionados.
-Lo único que puedo hacer para salvarle la vida es convertirla...
-¿Convertirla en...?-tartamudeó Gásquez.
-Un licántropo...-sentenció.
Y la tenue luz de la vela que mantenía a la oscuridad de la noche a raya,
se consumió finalmente.




Había salido a despejarme un poco sin desviarme demasiado de la vieja
casa en la cual nos hallábamos refugiados.
Aún tenía esa chispa de energía en las manos, pero no la suficiente como
para darle uso.
Aún esperaba que George me diera una respuesta sobre lo ocurrido
respecto a ese tema, pero en esos momentos se encontraba dedicándose
exclusivamente a la recuperación de Jersi.
Mis ojos comenzaron a escupir lágrimas.No había podido hacer nada
por ella.Si sólo hubiera lanzado ese rayo de energía un par de minutos antes...
-¡Nufi!-me sorprendió la voz de Sergio.
Me limpié con el dorso de la mano las amargas lágrimas que surcaban mi
rostro.
-¿Alguna novedad?-pregunté.
-El brujo quiere verte...-murmuró-Creo que tiene que ver con Jersi.
Y sin pronunciar una sóla palabra más, corrimos hacia la casa, con el
corazón en un puño.




Aquel pálido muchacho contemplaba las aguas del río, absorto en sus
pensamientos.
Tenía una extraña sensación desde hacía varios días.Algo no marchaba bien.
-Te noto lejos de aquí...-le susurró una voz.
Él giró la cabeza y la observó, dedicándole una suave sonrisa.
La pequeña duende se sentó en su regazo.
-¿Quiéres ver el presente?-le preguntó, haciendo ondear el agua cristalina.
Él pareció dudar, pero finalmente dejó caer la cabeza hacia abajo.
-Esa vida forma parte del pasado, de mi antigua vida-respondió.
Ella frunció el ceño.
-Los amigos nunca se olvidan, Zambri...-le dijo, dándole su pequeña manecita.




-¡No!-grité-¡Me niego a que la transformes en un monstruo!.
George se retiró el flequillo de la cara con detenimiento.
-No hay otra alternativa-dictaminó-Si no, morirá.
Comencé a llorar a moco tendido.
-¿Ella podrá volver a ser como antes?-preguntó Gásquez, mientras
me apretaba el hombro cariñosamente.
-Si...y no-respondió.
-Si la cosa sale bien, no se transformará salvo en ocasiones contadas-explicó.
-Luna llena...-susurró Ratataco.
George observó a la joven que poco a poco iba consumiéndose en la
cama, mientras el veneno de la mordedura recorría ya prácticamente toda
su sangre.
-Pero tranquilos, que seguirá teniendo el mismo carácter...-nos tranquilizó,
sonriendo.
Nos miramos, recordando a aquella muchacha tan chillona con esa vocecilla
irritante que siempre se quejaba por todo.
-He de empezar entonces cuanto antes-se propuso George-Será una noche muy larga...
En ese momento Jersi sonrió desde su sueño.Estaba preparada.




En aquella acogedora habitación no dormitaba criatura alguna.
Ella había salido a su amplia terraza a respirar un poco de
aire puro, mientras se enroscaba su melena azabache, sumida
en sus pensamientos.
Su dulce rostro de nácar no dejaba entrever emoción alguna.
-¿En que piensas?-le preguntó Fac, su duendecillo de
compañía, mientras trataba de subir a sus brazos.
La suave brisa de la noche ondeaba su largo cabello.
-En mi hermano...-murmuró, mientras jugueteaba sin apenas darse
cuenta con su colgante calavera.
-Yo también perdí hace años a alguien muy importante para
mí...-le recordó Fac-Pero yo sé que sigue viva, en algún lugar-
sonrió-¿No piensas tú lo mismo?.
Ella observó la calavera, y vio que ésta se encontraba más palpitante
y más llena de vida que nunca.
-Pronto nos volveremos a ver,Georgie...-prometió, mientras besaba
aquel artilugio, transmitiéndole las pocas fuerzas que le quedaban ya.






-¿George?-le llamé en voz bajita.
El brujo parecía estar sumido en una especie de trance, mientras
sus dos manos se disponían sobre la herida de la joven, haciendo
que la magia sanara su débil cuerpecito.
Poco a poco, el rostro de Jersi iba adquiriendo buen color dejando
a un lado la palidez extrema.
Gásquez y Sergio dormían en un rincón de la habitación, junto
con el fiel Ratataco hecho un ovillo a sus pies.
Aquella noche parecía no acabar nunca, pero según mis cálculos
no debían de faltar apenas tres horas para que amaneciera.
Un olor nauseabundo comenzó a entrar por la ventana.
-¿Pero qué demonios...?-comencé diciendo.
Un bola de pelo con afilados dientes y ojos ambarinos se posó
en el alféizar, babeando a borbotones.
Mi chillido desgarró la noche.
Para cuando los tres bellos durmientes se hubieron despertado,
aquel pequeño monstruito se hallaba ya encima mía preparado
para desgarrarme sin piedad.
-¡Quita bicho!-le amenazó Gásquez, dándole una fuerte patada en el
costado, haciendo gala de su entrenamiento futbolístico.
Ratataco se apresuró a rematarlo arrojándolo por la ventana, y
cerrándola en el momento.
-No quiero alarmaros, pero ahí fuera están sus amiguitos...-señaló
éste, aterrorizado, mientras echaba un vistazo al exterior.
Miles de ojos ambarinos centelleaban abajo, alumbrando la oscura
noche.
-Tenemos que impedir que entren aquí sea como sea-sentencié,
observando al semisconsciente George y a Jersi.
-Coge esto Nufi-me dijo Gásquez, lanzándome al vuelo un viejo
báculo que el Nigromante siempre llevaba consigo.
Aturdida, logré cojerlo y sostenerlo entre mis débiles brazos.
Nunca había visto a George utilizarlo.Ni siquiera sabía si tenía
realmente alguna utilidad, pero andábamos escasos de indumentaria, por
lo que no dudé en ponerlo en práctica.
"Por Jersi..."-pensé, antes de enfrentarme a lo desconocido.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Myself




Ahora tiene la mirada perdida.
Me solía acercar a ver lo que le pasaba, pero ya
sé de sobra lo que me va a responder esta vez.
-Nadie se fija nunca en los pequeños detalles- me dice,
mientras tira lejos su móvil, a un lugar en el que no pueda
volver a verlo.
-¿Por qué?-pregunto.
Sonríe.
-Es mejor así-susurra-Si nadie me busca a mi, yo no buscaré
a nadie.
A veces la comprendo.Pero otras no.
-¿Por qué...?-comienzo diciéndole.
-Sangre...-es la única palabra que sale de sus labios.
Poco a poco va girando su rostro, hasta que lo tengo frente al mío.
Soy yo.Y todavía me sorprendo.

miércoles, 26 de octubre de 2011

The Bird Had Flown

                                                                                                                      


Su mirada se cruza con la mia, y de repente me veo atrapada en un
flash-back, en el que huele a lluvia y a chocolate.No hay nadie aún.
Estoy viendo una de esas series de las que te absorben el cerebro,
y que cuando termina no sabes ni donde estás, despertando de
repente de un intenso letargo.
En ese momento, él hace su aparición, y mi corazón da un vuelco
haciendo que mi respiración acelere.

"¿Por qué está tan alto?¡Se va matar!"-grito interiormente, mientras
observo como su pie se está precipitando poco a poco al vacío.
Pero él se rie.Claro.Cree en sí mismo, y en el fondo de su alma sabe
que nada malo pasará a continuación.
"Es...es..."- balbuceo.
Es un actor.Nada más que eso.Pero durante una fracción de segundo se
me olvida y río junto a él, sufro a su lado, y le infundo ánimos desde mi 
sofá.

Hace tiempo que dejé de verlo.
Pero hoy, cinco años después, ha sido diferente.
He visto su apariencia,su gesto dulce
y ese rostro aniñado.
Me ha mirado durante un breve instante, para continuar
después con su vida.
"Y yo con la mía", sonrío.

lunes, 24 de octubre de 2011

Butterflies




Su mirada, aunque resignada, todavía parece implorarle
algo.
-Déjalo ya...-murmura-No me gustan estos juegos.
Ella enmudece, y su sonrisa se congela al instante.Sabe que
no es el momento de seguir con esa farsa.
-Sólo intentaba jugar-se excusa ,algo alicaída.
Una mueca de desesperación se dibuja en el rostro de él.
-Recuerda a aquellos dos muñequitos, cada uno al otro lado
de un gran bloque de cristal-le explica-Estaban tan cerca, y aún
así eran incapaces de atravesar esa barrera que los separaba...
Ella lo observa con su oscura mirada.
-...Así me siento yo al no poder abrazarte siquiera...-dice él.
Ella le coge una mano con ternura, deteniéndose en mitad del camino.
Y le besa, una y otra vez, conteniendo las lágrimas.
-Echaba de menos hacer esto...-le susurra él, mientras la estrecha entre sus
brazos.
Ella le pide perdón en voz bajita, mientras la brisa nocturna se va derritiendo
en su alma, para dar paso a un dulce y confortable calor.
-Te quiero...-se limita a decirle.
Y regresa ese suave cosquilleo.

jueves, 20 de octubre de 2011

Because The World Is Round

                                                                                                                                                                                                                                                                                                       


¿Por qué?...
¿Por qué no me vence el sueño?
A estas horas se me viene el mundo encima.
Me acuerdo de sus rostros, de sus sonrisas.Los quiero.
También recuerdo sus crueles palabras.No merece
ni que lo nombre siquiera.
¿Por qué es todo tan frío?
Con lo fácil que es dormir con calcetines y dejar que el
sueño se lleve todo lejos.
*¿A donde vas, Nufi Floyd?
Me vuelvo y le saco la lengua.
*¿Otra vez vuelves a tratar de enterrar el pasado?
Sus palabras salen de mis labios, como si siempre
hubieran estado ahí:
"Nunca habrá manera de deshacerse de él.Forma parte
de mí aunque yo no lo quiera así.
No.Mis heridas no se van a curar olvidando, si no
aceptándome tal y como soy..."
*¿Otra vez sola?
Sonrío.
" Nunca más"

jueves, 13 de octubre de 2011

Memorias Alhendinenses 9

Capítulo 9: Aullidos







" No te dejes morir..."-repetía una y otra vez.
Pero su cuerpo no respondía, y su mente no daba más de sí.
Unas voces susurraban dentro de su cabeza, entrelazadas.
* Nunca has servido para nada.Sabes que lo mejor es acabar
con esto de una vez por todas...*
* Únicamente tienes que abandonar tu cuerpo...*
El joven Nigromante respiraba entrecortadamente.
* Traicionaste a tus amigos...Nadie volverá a por tí pequeño Georgie...
Y se preparó para dejarse llevar hacia aquel punto oscuro que
teñía todos sus pensamientos, y el cual se expandía con avidez.
* Muerta tu hermana, no queda ya nada que te retenga en este mundo...
La mirada perdida del brujo se iluminó durante un breve instante.
" Ade...no está muerta..."-farfulló con ira.
Y las voces comenzaron a burlarse de él, riéndose.
" Todavía hay esperanzas..."-se dijo.
Y por primera vez en mucho tiempo ignoró a aquellas lánguidas voces
que tanto lo habían atormentado, y se agarró con fiereza a la vida, a esa
nueva esperanza que hacía latir de nuevo su amargo corazón.
Y rió, como nunca antes lo había hecho.






Sus fauces se mantenían abiertas todo el tiempo, atentas a cualquier
atisbo de movimiento.
Un siniestro aullido rompió el silencio de la noche.
Sonrió.Aquella era la señal.
Su manada había localizado al fin a esos escuálidos humanos.
"Una suerte, sin duda"- pensó, ya que hacía dos lunas que no
se alimentaba en condiciones.
-Shatan...-le llamó uno de sus compañeros.
Bufó, un tanto molestó por la interrupción mental.
-Uno de ellos es diferente...
Shatan ladeó la cabeza, pensativo.
-Tienes razón...puedo olerlo...-se relamió- un débil hilo de magia
corre por sus venas, pero aún así no tiene fuerzas suficientes para
detenernos...
-Además...-añadió éste- la carne estará igualmente sabrosa...
Y ambos se prepararon para reunirse con el resto de su clan, mientras
la suave luz de la luna bañaba sus salvajes rostros.




Cientos de ojos centelleaban en la oscuridad, haciendo que nos
encogiéramos los tres, aterrorizados.
Nos encontrábamos rodeados por completo.Aún así, no
podíamos ver a nuestros captores, ya que se mantenían
ocultos entre la maleza.
-¿Se te ocurre  alguna brillante idea?-pregunté, mientras
agarraba con fuerza el brazo de Ratataco.
Jersi miró al zagal con un brillo siniestro en la mirada.
-Al que buscan es a él, no a nosotras...-murmuró.
En ese momento, algo o alguien gruñó muy cerca de ellos.
-¡Aquí lo tenéis!-sollozó Jersi entregando a un Ratataco
confuso.
-¡Oye!-grité furiosa.
Jersi me cogió de las manos y mirándome seriamente me dijo:
-Eres aún joven e inocente.Pronto encontrarás a algún otro
friki que te quiera-y añadió-¿Qué te parecería ese cincuentón
que conocimos en el Hypnosis...?
No hube abierto la boca siquiera para contrarrestar a aquella
pregunta cuando de repente una potente voz habló:
-Humanos escurridizos, al fin...
Nos volvimos en todas direcciones, tratando de vislumbrar
de donde procedía.
Aquel ser avanzó unos cuantos pasos hasta situarse a unos
escasos metros de donde nos encontrábamos.
La claridad lunar iluminó las facciones de la horripilante
bestia. Era un enorme lobo, negro como el tizón, en cuyo
rostro destacaban unos largos colmillos afilados, repletos
de trozos podridos de carne.Su robusto cuerpo poseía
unos enormes brazos provisto de garras que lo atravesaban
por todas partes.Incluso su peluda cola hubiera servido para
barrer de una sola pasada la enorme mansión de Ratataco.
Pero lo que más pavor ocasionaba eran sus grandes ojos
brillantes, semejantes a dos brasas.
Me puse en posición defensiva, intentando proteger a mis
dos amigos.
Aquella bestia rió con sorna.
-Aquí de nada te servirá la magia, humana-me amenazó la criatura.
"¿Magia?"-pensé,confusa.
-Apártate, piernascortas...-gorgoteó otro ser desde la oscuridad.
Jersi y el chorbo temblaban detrás de mi.
-Te propongo un trato-sugirió aquella bestia- Tú me entregas
a tus amigos y te dejaremos marchar...
Negué con la cabeza, y reuniendo valor le espeté:
-Nunca...Como les pongas una mano encima te juro que
que te atravieso el corazón...
Aullidos.Toda la manada aullaba encolerizaba.
-¡No sabes con quien estás hablando, saco de huesos!-
bramó un segundo lobo más pequeño apareciendo de entre
las tinieblas-Shatan es nuestro lider, y toda criatura del
bosque le debe respeto y obediencia.
-Pues mira que es feo y peluo el Shatan este... -susurró
Jersi, creyendo que nadie la oiría.
Pero aparte de la inteligencia, los monstruitos también
tenían buen oido, de modo que la escucharon.
El lobo más menudo se aproximó a ella ágilmente, y la
derribó de un zarpazo, lanzándola a unos cuantos metros.
Grité su nombre, mientras corría hacia ella.
Por el rabillo del ojo, vi como Shatan se acercaba hacia
Ratataco, con las fauces abiertas.
Sentí que moriríamos alli mismo, víctimas de aquellos 
seres.
Noté como una fuerza superior a la mía brotaba desde mi
interior, acumulándose en la punta de mis dedos.
Era una sensación pura, que acariciaba mis sentidos.
Supe que tenía que soltarla, por lo que traté de canalizar
esa fuerza hacia la bestia.
 "Ojalá funcione"-pensé.




Gásquez se ocultó tras un gran roble, mientras se
apretaba la herida de la pierna, que sangraba
abundantemente.
Aquellos lobos los habían pillado desprevenidos
en mitad de la noche, y su hermano y el súcubo
habían desaparecido en un descuido.
A pesar de que Pauline era un ser poderoso, el 
enemigo contaba con mayor número de fieras.
Escuchó un leve siseo junto a él y se preparó para
gritar, pero alguien le puso la mano en la boca.
-Pshhh...-le susurró ella.
-¡Pauline!-exclamó Gásquez-¿Qué ha pasado?
Ella no respondió, pero le pellizco un brazo, instándole
a que guardara silencio.
Alguien gemía de dolor.
Un olor putrefacto comenzó a impregnar el ambiente.
-¡Bruja del demonio!-gritó uno de los lobos, que había
salido de entre la espesura, con el costado destrozado.
A Gásquez se le aceleró el corazón.Se hallaba muy cerca
de su posición.
Pero antes de que puediera percatarse de su presencia,
otro semejante suyo le salió al paso.
-Kneissel...-lo llamó, ayudándolo a incorporarse.
Las dos bestias se miraron durante un breve segundo,
y Gásquez pudo vislumbrar algo en la expresión de
sus rostros.¿Dolor?.¿Pena?.
-Los han encontrado...- anunció su compañero a
Kneissel.
Este no respondió de inmediato, ya que le costaba
respirar debido a la profunda herida en el abdomen.
-Les sacaré los ojos a esos pútridos humanos...
Y tras decir esto, le aulló a la luna, con amargura.
Gásquez dejó de respirar durante unos segundos.
Sus amigos se encontraban en peligro, y él debía
de actuar rápidamente si queria encontrarlos no
despedazados.






"Ya está..."-pensé ya sin fuerzas, mientras me desplomaba
en la tierra.
Nunca supe lo que ocurrió a continuación.
Antes de caer insconciente, lo último que mis cansados ojos
pudieron observar fue una luz.Una brillante luz que parecía
desterrar a las tinieblas de la noche.Y una sonrisa.Una
preciosa sonrisa que conseguió hacerme estremecer.






Pauline lanzaba constantes rayos de energía hacia
sus oponentes, pero por cada atacante que derrotaba
tres más le salían al paso.
Su energía mágica disminuía alarmantemente, y Gásquez
lo notaba.
Finalmente no pudo más, y uno de los lobos rompió la
barrera mágica, impulsando a la bruja hacia atrás de un
zarpazo certero.
-¡NOOO!-gritó Gásquez, pero ya era demasiado tarde.
Los lobos los rodeaban a ambos, y unas siniestras carcajadas
comenzaron a salir de sus fauces.
El más viejo de todos ellos cogió al muchacho del brazo,
partiéndoselo con saña.
-Ahora puedes chillar todo lo que quieras...-le gruñó.
Y su boca se sitúo alrededor del cuello del joven.
-Yo que tú no haría eso,viejo amigo-advirtío una voz.
El viejo sabueso observó a aquel joven nigromante,
presa del pánico.
-Tú...¡no puede ser!-masculló.
El joven sonrió suavemente y silvó al aire.
Una bandada de escuálidos cuervos comenzó
a salir de los árboles del bosque, picoteando toda
la carne podrida que estuviera a su alcance.
Las fieras comenzaron a huir despavoridas, olvidando
todo orgullo y dignidad, pues aquellas aves arrasaban
con todo.
-Ge...or...ge..-gimió Gásquez, señalando a Pauline, que
yacía en el suelo, sin dar muestras de vida alguna.
Él se acercó y se agachó junto a ella, acariciándole su
espesa cabellera roja.
-Has luchado muy bien...no me esperaba menos de tí-
le susurró.
Luego murmuró unas palabras en el idioma arcano
y el súcubo se desvaneció por completo.
-Solo tiene un par de magulladoras-tranquilizó al
muchacho-Se recuperará si la dejo descansar.
Gásquez se incorporó dolorido.
-¿Y...los demás...?-preguntó.
George vaciló un breve instante antes de responder:
-Es mejor que lo veas por ti mismo...
Y diciendo esto, tomó al muchacho del brazo bueno
y se desvanecieron ambos en la noche.
En aquella maldita noche, repleta de aullidos, de sangre
y de muertes.

martes, 27 de septiembre de 2011

Darkness Is Coming

-¿Hola?-
Alguien se acerca.
-¿Qué quieres endemoniada criatura brillante...?-carraspea con
amargura una cansada voz.
-Ah, no, no.Creo que ha habido un error-le corrijo-Ahora soy
uno más de los suyos...-
Él me observa desde la oscuridad, con mirada torva.
-De modo que...¿finalmente has venido?-pregunta con sorna.
-Si, bueno...No me quedaba otra opción-respondo, resignada.
Me señala con un puntiagudo dedo por donde he de ir.
-Perdone...¿usted quién es?
Se rie de una manera un tanto siniestra.Se me pone el pelo de punta.
-Hace muchos años yo era como tú...-relata, con su quejumbrosa voz.
Mis ojos titilan con el brillo de la inocencia.
-¿Qué le ocurrió...?
Se funde de nuevo con las sombras antes de responder:
-El alcohol, y mis tres carreras: física por la mañana, química por la tarde,
y nigromancia sábados y festivos.
Me quedo de piedra ante tal confesión.
-Usted...¡no puede ser!-mi voz se tiñe de sorpresa-George, el Nigromante...
Él no vuelve a aparecer, y presa de un ataque de pánico comienzo
a subir las escaleras de caracol hasta llegar a la torre, desde donde nace
un único atisbo de luz; mi salvación.
La estancia se oscurece.




viernes, 23 de septiembre de 2011

Glasses






Nunca llegó a despedirse directamente de ella, y eso le dolió.
Él no se daba cuenta de lo que hacia, ni pretendía herirla,
pero cada vez que la sangre rozaba el final, ella no podía
evitar sentirse así.
Y sus ojos ya cansados de tanto trasnochar escupían
lágrimas de frustración, de rabia, de impotencia.


Un cristal los separaba cada noche, y aunque podía
verlo, no podía rozarlo, sentir su calor, abrazarlo
y perderse en su mirada caramelo.
Ella le pedía palabras de amor, y él sonreía, y le
dedicaba todo su aliento.


Mientras tanto, un joven psicodélico la instaba a
que lo acompañara a su mundo de sueños, de imágenes
poco nítidas, y de bonitos cuentos sin sentido.
Pero también estaba plagado de gatos siameses sin
escrúpulos, de brujas pelirrojas, y de amargura.


Sus sueños no fueron agradables aquella noche,
y se sintió patética por suplicarle a él que no se
marchara, y que durmiera junto a ella, sin un
cristal y sin unos cuantos kilómetros de por medio.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Memorias Alhendinenses 8

Capítulo 8: Disgregación




Frío. Es lo único que sintió George cuando recobró
la consciencia.
No fue capaz de abrir los ojos, y mucho menos
de mover el cuerpo. Apenas tenía fuerzas para respirar.
Sentía como la cálida sangre le resbalaba por la comisura
de los labios.
Notaba una presencia junto a él.
-¿George?-lo llamó una conocida voz.
Intentó comunicarse con ese alguien mentalmente.


Gásquez sintió como si unos débiles tentáculos
intentaran envolver su mente.
"Gásquez..."- susurró una cansada voz dentro de su cabeza.
El muchacho abrió los ojos de par en par.
-George,¡estás vivo!-exclamó, observando
a su inmóvil amigo, que yacía en el suelo.
" No sé si por mucho tiempo..."
-¡No digas tonterías!...¿Crees que podrás levantarte?
George trató de abrir sus pesados párpados.
Sus dos miradas se encontraron frente a frente
por primera vez en mucho tiempo.
Los ojos del Nigromante escupían lágrimas, mientras
que esbozaba una suave sonrisa.
" Tenemos mucho de que hablar..."
Gásquez le devolvió la sonrisa, negando con la cabeza.
-Ya habrá tiempo de eso. Ahora lo importante es salir
de este lugar.
Ayudó a George a incorporarse, sin demasiado éxito.
-No puedes huir en este estado...-comentó.
George lo miró fijamente.
" Déjame...Llévate a Sergio contigo y encontraros con los
demás...Al fin y al cabo es mi culpa que esteis aquí..."
-Pero...¡tú los has salvado, incluso arriesgando tu vida!
" No están lejos de aquí. Tarde o temprano los esbirros de
Esaurón los descubrirán."
¡Sergio!-gritó Gásquez a su hermano, que permanecía al
margen de la conversación, aislado en un rincón de la habitación.
Entre los dos intentaron cargar con el barbas, pero sus frágiles
cuerpecitos de elfo no daban para tanto.
" Acercaos...-pidió George- Puedo hacer un único conjuro, pero
necesito parte de vuestra energía vital "
Los dos alhendinenses y el Nigromante se cogieron de las manos.
La estancia se iluminó con una potente llamarada, de la que surgió,
envuelta en llamas, una bella muchachita con unas enormes alas
situadas en la espalda.
"Ella os sacará de aquí y os guiará...Mucha suerte..."- les deseó, antes
 de caer inconsciente de nuevo.
-¡George!¡George!-gritó Gásquez, pero el Nigromante se había retirado
ya de su mente, sin fuerzas.
La joven alada, cuyo cabello era de un rojo intenso, les instó para que
la siguieran.
El muchacho observó por última vez a su amigo, con pesadumbre.
-Volveremos a por tí...-le juró.






-¿Pero dónde demonios estamos?-preguntó Jersi, una vez que nos
hubimos reunido todos en aquel claro del bosque.
-No tengo ni idea, pero me duele un montón la cabeza...-dijo Zambrano.
-Y a mí-corroboró Boniato- Aquella luz era cegadora...
-¿De verdad que no os hacéis una idea de quien nos rescató?-pregunté,
con los brazos en jarra.
Todos me miraron, mientras la sorpresa inundaba sus demacrados rostros.
-¡GEORGE!-exclamaron todos, al unísono.
-Creo que no estamos muy lejos del Castillo, de todos modos...-opinó
Ratataco.
-¡Tenemos que volver a por él y a por los dos Gásquez!-sentenció Jersi.
-Yo no lo veo así...-murmuró Zambrano.
Lo traspasé con la mirada.
-¿Qué quieres decir con eso...?-le pregunté.
-George fue quien nos metió en esto...-comenzó a explicar- Hemos estado
a punto de morir por su culpa. No veo la necesidad de salvarlo...
El graznido de un cuervo rompió el silencio que se había formado tras la
intervención de Zambrano.
-¿Eso piensas...?
Zambrano, aunque cohibido, respondió con firmeza:
-Si
-¡Pero nos acaba de salvar la vida!-sollozó Jersi, dispuesta a zarandearlo
para que entrara en razón.
Boniato y el Huertín la agarraron por los hombros.
-Déjalo, premah. Esa es su decisión.-le defendió el Huertín.
Boniato asintió con la cabeza.
-Si ¿no? ¡Pues iros con él entonces!-les gritó una enfurecida Jersi.
-A lo mejor lo hacemos...-amenazó Boniato.
-¡Digo si lo hacemos! A mi naiden me grita así y luego se queda tan
angusto...-chilló el Huertín-¡Cuando se enteren mis colegas de El
Hypnosis van a flipar!-
-Si quereis marcharos estáis en vuestro derecho...-les dije.
-"Pero sabes que si lo haces, estarás dejando atrás a Gásquez y
a Sergio..."-pensé, con la esperanza de que recapacitara.
Zambrano me miró con intensidad, queriéndome decir algo, pero
finalmente agachó la cabeza y se internó en el espeso bosque,
acompañado por Boniato y Huertín.
-Pero...¿y ahora qué hacemos?-susurró Ratataco, apenado.
-Ahora tenemos menos posibilidades que al principio...-pensé en
voz alta.
-Lo siento...-Jersi enmudeció, mientras por su rostro resbalaban
lágrimas.
Y allí nos quedamos los tres, abrazándonos, esperando quizás un
milagro.




Cuanto más la observaba, menos humana le parecía a Gásquez
aquella jovencita.
Sobre su cabeza se erguían unos pequeños cuernecitos acabados
en pico, y sus fuertes brazos acababan en unas afiladas garras.
-¿Cómo te llamas?-le preguntó Sergio a la muchacha,
adelantándose a su hermano.
Ella giró la cabeza, y en su hermoso rostro enmarcado por
largos bucles pelirrojos, se formó una siniestra sonrisa.
-Pauline me llama mi amo...
Aún así su voz era suave y risueña.
- Eres...-comenzó a adivinar Gásquez, recordando.
-Un súcubo-respondió ella alegremente.
-¿Y queda mucho para llegar a donde están los demás?-
volvió a preguntar Sergio, haciendo gala de su carácter
impaciente.
Ella se mostró molesta, y enseñando sus pequeños colmillos
siseó:
-¿Te crees que es fácil hacer esto?.He gastado gran parte
de mi poder teletransportándonos fuera del Castillo, que por
si no lo sabes está plagado de maldiciones complicadísimas
de evadir-explicaba, mientras su cabello iba adquiriendo un
tono más llameante- Y ahora estoy empleando la poca magia
que me queda en localizar a vuestros deliciosos amigos...
¡Así que a callar!-le gritó, a la vez que su pelo
 recobraba su color natural.
Gásquez notó que ella lo miraba insinuantemente, así
que apartó la vista, un tanto azarado.
Se acordó de su portátil, y comenzó a cantar "For Emily",
deseando que se encontrara sano y salvo allá donde estuviese.


-¿Creéis que hemos hecho bien abandonándolos...?-preguntó
Zambrano, mientras esquivaba una retorcida rama.
A medida que caminaban, el camino se iba estrechando cada vez
más, y los enormes y frondosos árboles iban ganando terreno.
-No te preocupes, premoh-lo tranquilizó el Huertín- Ya se las
apañarán solos.
Boniato se paró en seco.
-Alguien nos sigue desde hace rato...-susurró.
El alhendinense olisqueó el aire.Aquel olor le resultaba muy
familiar.
Para antes de que Zambrano reaccionara, ella ya les había
salido al paso, apuntándole con una flecha directa al corazón.
En su anguloso rostro se dibujó una amarga sonrisa, y chasqueando
la lengua dijo:
-Nos volvemos a encontrar, alhendinense...
-Anele...-susurró Zambrano.
Su larga melena azabache le caía en cascada por los hombros
hasta rozar casi la tierra, dejando entrever unas orejas puntiagudas.
-Una elfa renegada...-adivinó Boniato, escupiendo la última palabra.
Ella lo miró con cara de pocos amigos, mientras murmuraba algo
en una lengua desconocida.
Comenzaron a salir de la tierra enormes raíces que se enroscaron
con avidez alrededor del torso del mago, inmovilizándolo por
completo.
-¡Tú!-gritó la elfa con una potente voz, dirigéndose a el Huertín-
¿Cómo te atreves a dejar de lado a los tuyos, y volver con
la escoria de Alhendín?
El porreta tamblaba en un rinconcito, tapándose el rostro con ambas
manos.
-Perdóname hermana...-suplicó en voz bajita.
Ella lo observó asqueada, y seguidamente fijó su atención en
Zambrano.
" Únete a nosotros...-pidió una lánguida voz en la mente del
muchacho- Ahora no tienes nada que perder..."
El joven asintió, pesaroso. Y sin dejar de maldecirse, tomó
la mano que Anele le ofrecía, mientras los recuerdos que tenía
de sus amigos iban desapareciendo, poco a poco.

domingo, 4 de septiembre de 2011

A Dream Within A Dream



He soñado que volvía septiembre y el olor
a tierra mojada.
He vuelto a verla, con sus grandes ojos castaños
observando todo, sonriendo.Brillaban con luz propia.
Todos los rostros se han vuelto a unir.
Frío, luz, nubes, ranas.Y ellos.
Al fin se han acabado todos los secretos.

El sol está tratando de filtrarse en mi mirada. No sabe
que sólo respiro nublado, gris, y verde.
Tampoco se da cuenta de que mis recuerdos de color
se quedaron en el pasado.
La nostalgia únicamente me trae olores de invierno,
pero ni una sola sonrisa amable.
Hace tiempo que perdí el miedo a recordar.

Ahora vivo en otro tiempo.
Me arropan vuestras sonrisas, vuestros abrazos.
Nunca antes había sentido nada como esto.

No me dejéis nunca, mordorianos.





domingo, 28 de agosto de 2011

Milky Way




Y se dejó llevar por el misterioso brillo que emanaba
de cada una de las miles de millones de estrellas que titilaban
sobre sus cabezas.
-¡Se ve todo tan lechoso...!-exclamó embobada.
Sus dos amigos rieron con suavidad.
¿-A qué te refieres con lechoso?-preguntó uno de ellos, quien tenía una
sonrisa preciosa.
-¿Qué es eso?-murmuró una chica con pecas de panecillo integral, agarrándose
con fuerza al brazo del muchacho.
-¡Como la leche!A parte de las estrellas se ven huecos lechosos en el cielo...-explicó.
El joven la observó dubitativo durante un breve instante.
¡Ahhh! Ya lo entiendo-dijo al fin.
Allí se quedaron los tres muchachos, sentados sobre una gran roca
mientras observaban en silencio aquel cielo nocturno.
Cada uno sumido en sus pensamientos, anhelando cosas distintas.De pronto reían, gritaban asustados, o se agarraban entre sí para no perderse.
La muchacha de ojos castaños ya no le tenía miedo a la oscuridad, y dándole la
mano a sus dos amigos, iniciaron juntos el regreso a casa.



martes, 26 de julio de 2011

Renegade



Cuando Gorki salió de paseo esa mañana, no
se imaginaba lo que le acontecería ese mismo día,
cuando el sol se ocultase.
Su mamá, Gorka, siempre andaba advirtiéndole de
los peligros que acechaban en el mundo exterior,pero
Gorki era un rebelde sin causa, y la ignoraba por completo.
Metía su largo cuello en su caparazón, que él mismo había
decorado con letras de canciones de los Sex Pistols, y únicamente
dejaba entrever sus arrugados cuernecillos, que saludaban al sol
con timidez.
-¡Maderrrr!Que me voy a darme un garbeillo por ahi,¿estamos?-
le gritó a su madre aquella mañana.
-¡Gorkinaldo Fernando!-bramó la mujer-¡Te parecerá bonito
hablar así!-le riñó, mientras conectaba la radio de la cocina.
-Love, Love me do...-comenzó a tararear ella, mientras colocaba
los platos en el lavavajillas.
Gorki hizo una mueca de asco.Odiaba a Los Beatles por encima de todo.
Sonrió mientras bajaba la pequeña cuesta que salía de su casa.Sin duda
alguna, Johnny Rotten estaría orgulloso de él.

Let it be

Mi foto
And what exactly is a dream?