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| Lover. Leaver. |
Me retenías para que no me marchase aquella noche.
Debo decir que nunca quise irme, solo me sentía confusa por no encontrar la realidad.
En cualquier momento la melodía diaria quebraría mis tímpanos y todo tocaría a su fin.
Tocar. Eso es únicamente lo que hice. Una y otra vez. Tu piel suave y húmeda bajo mi mano permanecía quieta.
Tu pecho y tu sonrisa resplandecían bajo el sol. Tu mirada no necesitaba más luz; por muchas ojeras que intentaran ensombrecerla, se torcía de felicidad. Recuerdo tener que apartar la mirada para que no me cegaras.
Cubrí con mi boca tus labios, aplastando el último deseo contra tu cuerpo. Acaricié tu cabello fino y vi que entreabrías tus dorados ojos. Sabía que te reías cuando un suave gemido emergió de tu garganta.
Qué sueño el de aquel día.
Dulce niño, por dentro.
Áspero vividor, por fuera.
Conocedor de todos los secretos hacia la Puerta.
Ocultas el tiempo bajo tu arma.
También cierras los ojos al alcanzar el cielo, al igual que él.
No recuerdo cuánto tiempo me estuve recreando en tu sonrisa y en el sabor de tu febril sudor.
Aunque sabía que no estaba bien; nunca lo estoy. Y por eso estabas tú allí. Como él. Siempre como él, pero a la vez tan distinto.
