martes, 27 de septiembre de 2011

Darkness Is Coming

-¿Hola?-
Alguien se acerca.
-¿Qué quieres endemoniada criatura brillante...?-carraspea con
amargura una cansada voz.
-Ah, no, no.Creo que ha habido un error-le corrijo-Ahora soy
uno más de los suyos...-
Él me observa desde la oscuridad, con mirada torva.
-De modo que...¿finalmente has venido?-pregunta con sorna.
-Si, bueno...No me quedaba otra opción-respondo, resignada.
Me señala con un puntiagudo dedo por donde he de ir.
-Perdone...¿usted quién es?
Se rie de una manera un tanto siniestra.Se me pone el pelo de punta.
-Hace muchos años yo era como tú...-relata, con su quejumbrosa voz.
Mis ojos titilan con el brillo de la inocencia.
-¿Qué le ocurrió...?
Se funde de nuevo con las sombras antes de responder:
-El alcohol, y mis tres carreras: física por la mañana, química por la tarde,
y nigromancia sábados y festivos.
Me quedo de piedra ante tal confesión.
-Usted...¡no puede ser!-mi voz se tiñe de sorpresa-George, el Nigromante...
Él no vuelve a aparecer, y presa de un ataque de pánico comienzo
a subir las escaleras de caracol hasta llegar a la torre, desde donde nace
un único atisbo de luz; mi salvación.
La estancia se oscurece.




viernes, 23 de septiembre de 2011

Glasses






Nunca llegó a despedirse directamente de ella, y eso le dolió.
Él no se daba cuenta de lo que hacia, ni pretendía herirla,
pero cada vez que la sangre rozaba el final, ella no podía
evitar sentirse así.
Y sus ojos ya cansados de tanto trasnochar escupían
lágrimas de frustración, de rabia, de impotencia.


Un cristal los separaba cada noche, y aunque podía
verlo, no podía rozarlo, sentir su calor, abrazarlo
y perderse en su mirada caramelo.
Ella le pedía palabras de amor, y él sonreía, y le
dedicaba todo su aliento.


Mientras tanto, un joven psicodélico la instaba a
que lo acompañara a su mundo de sueños, de imágenes
poco nítidas, y de bonitos cuentos sin sentido.
Pero también estaba plagado de gatos siameses sin
escrúpulos, de brujas pelirrojas, y de amargura.


Sus sueños no fueron agradables aquella noche,
y se sintió patética por suplicarle a él que no se
marchara, y que durmiera junto a ella, sin un
cristal y sin unos cuantos kilómetros de por medio.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Memorias Alhendinenses 8

Capítulo 8: Disgregación




Frío. Es lo único que sintió George cuando recobró
la consciencia.
No fue capaz de abrir los ojos, y mucho menos
de mover el cuerpo. Apenas tenía fuerzas para respirar.
Sentía como la cálida sangre le resbalaba por la comisura
de los labios.
Notaba una presencia junto a él.
-¿George?-lo llamó una conocida voz.
Intentó comunicarse con ese alguien mentalmente.


Gásquez sintió como si unos débiles tentáculos
intentaran envolver su mente.
"Gásquez..."- susurró una cansada voz dentro de su cabeza.
El muchacho abrió los ojos de par en par.
-George,¡estás vivo!-exclamó, observando
a su inmóvil amigo, que yacía en el suelo.
" No sé si por mucho tiempo..."
-¡No digas tonterías!...¿Crees que podrás levantarte?
George trató de abrir sus pesados párpados.
Sus dos miradas se encontraron frente a frente
por primera vez en mucho tiempo.
Los ojos del Nigromante escupían lágrimas, mientras
que esbozaba una suave sonrisa.
" Tenemos mucho de que hablar..."
Gásquez le devolvió la sonrisa, negando con la cabeza.
-Ya habrá tiempo de eso. Ahora lo importante es salir
de este lugar.
Ayudó a George a incorporarse, sin demasiado éxito.
-No puedes huir en este estado...-comentó.
George lo miró fijamente.
" Déjame...Llévate a Sergio contigo y encontraros con los
demás...Al fin y al cabo es mi culpa que esteis aquí..."
-Pero...¡tú los has salvado, incluso arriesgando tu vida!
" No están lejos de aquí. Tarde o temprano los esbirros de
Esaurón los descubrirán."
¡Sergio!-gritó Gásquez a su hermano, que permanecía al
margen de la conversación, aislado en un rincón de la habitación.
Entre los dos intentaron cargar con el barbas, pero sus frágiles
cuerpecitos de elfo no daban para tanto.
" Acercaos...-pidió George- Puedo hacer un único conjuro, pero
necesito parte de vuestra energía vital "
Los dos alhendinenses y el Nigromante se cogieron de las manos.
La estancia se iluminó con una potente llamarada, de la que surgió,
envuelta en llamas, una bella muchachita con unas enormes alas
situadas en la espalda.
"Ella os sacará de aquí y os guiará...Mucha suerte..."- les deseó, antes
 de caer inconsciente de nuevo.
-¡George!¡George!-gritó Gásquez, pero el Nigromante se había retirado
ya de su mente, sin fuerzas.
La joven alada, cuyo cabello era de un rojo intenso, les instó para que
la siguieran.
El muchacho observó por última vez a su amigo, con pesadumbre.
-Volveremos a por tí...-le juró.






-¿Pero dónde demonios estamos?-preguntó Jersi, una vez que nos
hubimos reunido todos en aquel claro del bosque.
-No tengo ni idea, pero me duele un montón la cabeza...-dijo Zambrano.
-Y a mí-corroboró Boniato- Aquella luz era cegadora...
-¿De verdad que no os hacéis una idea de quien nos rescató?-pregunté,
con los brazos en jarra.
Todos me miraron, mientras la sorpresa inundaba sus demacrados rostros.
-¡GEORGE!-exclamaron todos, al unísono.
-Creo que no estamos muy lejos del Castillo, de todos modos...-opinó
Ratataco.
-¡Tenemos que volver a por él y a por los dos Gásquez!-sentenció Jersi.
-Yo no lo veo así...-murmuró Zambrano.
Lo traspasé con la mirada.
-¿Qué quieres decir con eso...?-le pregunté.
-George fue quien nos metió en esto...-comenzó a explicar- Hemos estado
a punto de morir por su culpa. No veo la necesidad de salvarlo...
El graznido de un cuervo rompió el silencio que se había formado tras la
intervención de Zambrano.
-¿Eso piensas...?
Zambrano, aunque cohibido, respondió con firmeza:
-Si
-¡Pero nos acaba de salvar la vida!-sollozó Jersi, dispuesta a zarandearlo
para que entrara en razón.
Boniato y el Huertín la agarraron por los hombros.
-Déjalo, premah. Esa es su decisión.-le defendió el Huertín.
Boniato asintió con la cabeza.
-Si ¿no? ¡Pues iros con él entonces!-les gritó una enfurecida Jersi.
-A lo mejor lo hacemos...-amenazó Boniato.
-¡Digo si lo hacemos! A mi naiden me grita así y luego se queda tan
angusto...-chilló el Huertín-¡Cuando se enteren mis colegas de El
Hypnosis van a flipar!-
-Si quereis marcharos estáis en vuestro derecho...-les dije.
-"Pero sabes que si lo haces, estarás dejando atrás a Gásquez y
a Sergio..."-pensé, con la esperanza de que recapacitara.
Zambrano me miró con intensidad, queriéndome decir algo, pero
finalmente agachó la cabeza y se internó en el espeso bosque,
acompañado por Boniato y Huertín.
-Pero...¿y ahora qué hacemos?-susurró Ratataco, apenado.
-Ahora tenemos menos posibilidades que al principio...-pensé en
voz alta.
-Lo siento...-Jersi enmudeció, mientras por su rostro resbalaban
lágrimas.
Y allí nos quedamos los tres, abrazándonos, esperando quizás un
milagro.




Cuanto más la observaba, menos humana le parecía a Gásquez
aquella jovencita.
Sobre su cabeza se erguían unos pequeños cuernecitos acabados
en pico, y sus fuertes brazos acababan en unas afiladas garras.
-¿Cómo te llamas?-le preguntó Sergio a la muchacha,
adelantándose a su hermano.
Ella giró la cabeza, y en su hermoso rostro enmarcado por
largos bucles pelirrojos, se formó una siniestra sonrisa.
-Pauline me llama mi amo...
Aún así su voz era suave y risueña.
- Eres...-comenzó a adivinar Gásquez, recordando.
-Un súcubo-respondió ella alegremente.
-¿Y queda mucho para llegar a donde están los demás?-
volvió a preguntar Sergio, haciendo gala de su carácter
impaciente.
Ella se mostró molesta, y enseñando sus pequeños colmillos
siseó:
-¿Te crees que es fácil hacer esto?.He gastado gran parte
de mi poder teletransportándonos fuera del Castillo, que por
si no lo sabes está plagado de maldiciones complicadísimas
de evadir-explicaba, mientras su cabello iba adquiriendo un
tono más llameante- Y ahora estoy empleando la poca magia
que me queda en localizar a vuestros deliciosos amigos...
¡Así que a callar!-le gritó, a la vez que su pelo
 recobraba su color natural.
Gásquez notó que ella lo miraba insinuantemente, así
que apartó la vista, un tanto azarado.
Se acordó de su portátil, y comenzó a cantar "For Emily",
deseando que se encontrara sano y salvo allá donde estuviese.


-¿Creéis que hemos hecho bien abandonándolos...?-preguntó
Zambrano, mientras esquivaba una retorcida rama.
A medida que caminaban, el camino se iba estrechando cada vez
más, y los enormes y frondosos árboles iban ganando terreno.
-No te preocupes, premoh-lo tranquilizó el Huertín- Ya se las
apañarán solos.
Boniato se paró en seco.
-Alguien nos sigue desde hace rato...-susurró.
El alhendinense olisqueó el aire.Aquel olor le resultaba muy
familiar.
Para antes de que Zambrano reaccionara, ella ya les había
salido al paso, apuntándole con una flecha directa al corazón.
En su anguloso rostro se dibujó una amarga sonrisa, y chasqueando
la lengua dijo:
-Nos volvemos a encontrar, alhendinense...
-Anele...-susurró Zambrano.
Su larga melena azabache le caía en cascada por los hombros
hasta rozar casi la tierra, dejando entrever unas orejas puntiagudas.
-Una elfa renegada...-adivinó Boniato, escupiendo la última palabra.
Ella lo miró con cara de pocos amigos, mientras murmuraba algo
en una lengua desconocida.
Comenzaron a salir de la tierra enormes raíces que se enroscaron
con avidez alrededor del torso del mago, inmovilizándolo por
completo.
-¡Tú!-gritó la elfa con una potente voz, dirigéndose a el Huertín-
¿Cómo te atreves a dejar de lado a los tuyos, y volver con
la escoria de Alhendín?
El porreta tamblaba en un rinconcito, tapándose el rostro con ambas
manos.
-Perdóname hermana...-suplicó en voz bajita.
Ella lo observó asqueada, y seguidamente fijó su atención en
Zambrano.
" Únete a nosotros...-pidió una lánguida voz en la mente del
muchacho- Ahora no tienes nada que perder..."
El joven asintió, pesaroso. Y sin dejar de maldecirse, tomó
la mano que Anele le ofrecía, mientras los recuerdos que tenía
de sus amigos iban desapareciendo, poco a poco.

domingo, 4 de septiembre de 2011

A Dream Within A Dream



He soñado que volvía septiembre y el olor
a tierra mojada.
He vuelto a verla, con sus grandes ojos castaños
observando todo, sonriendo.Brillaban con luz propia.
Todos los rostros se han vuelto a unir.
Frío, luz, nubes, ranas.Y ellos.
Al fin se han acabado todos los secretos.

El sol está tratando de filtrarse en mi mirada. No sabe
que sólo respiro nublado, gris, y verde.
Tampoco se da cuenta de que mis recuerdos de color
se quedaron en el pasado.
La nostalgia únicamente me trae olores de invierno,
pero ni una sola sonrisa amable.
Hace tiempo que perdí el miedo a recordar.

Ahora vivo en otro tiempo.
Me arropan vuestras sonrisas, vuestros abrazos.
Nunca antes había sentido nada como esto.

No me dejéis nunca, mordorianos.





Let it be

Mi foto
And what exactly is a dream?